Piso por piso

Posted by JhoJho | Posted in | Posted on 7:05 p. m.

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Un ascensor (elevador) es como una cámara de tortura. ¿Por qué? Presta atención:

Nadie habla: si estas solo pierdes el habla. Si estas acompañado ves a la persona que va contigo y te ríes por el silencio tan incomodo que se percibe con las otras personas.

Todos ven al suelo: ¿Acaso son avestruces para estar metiendo la cabeza en el suelo? Y el que no: mira al techo, al espejo o el número del piso que va pasando. Parece que si ves al que esta enfrente de ti fuera un delito.

Gases mortales: Cada vez que se llena de personas, alguien se tiene que lanzarse un gas (peo, ventosidad, flatulencia o como le quieras llamar, igual no cambia el olor). ¿Y quién fue? Nadie como siempre!

Manos fantasmas: Si se va la luz, comienzas a sentir en tu cuerpo manos que llegan hasta “los lugares más recónditos de tu cuerpo”.

Atrapado de por vida: Si estas en un elevador grande y te colocas en la esquina de atrás y se llena, no saldrás por más que quieras y tendrás que subir y bajar hasta que logres pasar a todos los de adelante.

Si ya te dio miedo, usa las escaleras! Claro, si vas a un piso Nº 50, pensaría estas torturas.

Toma tu tomate

Posted by JhoJho | Posted in | Posted on 7:36 p. m.

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ZAZ! PIN! POW!

Palabras como esas están asociadas a las peleas entre villanos en los comics, lastima que lo caricaturizado trasciende a la realidad. Ver dos o más personas peleando en plena calle es algo que no se puede evitar. Si estas tranquilo en algún sitio y te tropiezas con una persona de mal carácter, eso es suficiente para agarrarte a golpes. Y, nadie se mete por temor a terminar peor que el que esta llevando la paliza! Hasta que llega alguien con valor y lo logra. En un concierto eso es casi verídico que va a suceder una pelea. Es algo así como “sin pelea no es concierto” pero eso solo lo aplican las personas que quieren hacerse ver y no van con el fin de disfrutar. Las peleas entre parejas es un caso muy común también, siempre esta él o la novi@ peleando porque l@ encontró con otr@ besándose. Sin hablar las que cometen por encargo: yo te pago y tú le pegas. Canallada más grande!

El pelear no lleva a nada, bueno solo a un hospital por los hematomas. Pero va más allá de una muestra de no saber controlar la situación. Aunque a veces provoque pegarle a ese C*$&*&”@!!! Que te saca de tus casillas.

Unidos por un mismo objetivo

Posted by JhoJho | Posted in | Posted on 6:28 p. m.

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Cuando uno tiene que hacer un montón de diligencias a cualquier lugar de la Urbana Realidad, todos se antojan también. ¿Y qué crea eso? COLAS! Pero no colas en los carros, me refiero a esas donde tienes que estar parado como estatua amargada en algún lugar! Ya sea en: bancos, pagar servicios domésticos (agua, luz, teléfono etc.), atención al cliente de cualquier tienda, comprar, cine en fin! En todos, todos lados. Siempre dices “me voy ahora porque no debe haber casi cola” ¿pero qué? Otras cinco mil personas pensaron igual que tú! ¿Qué da de resultado? Entre una y cinco horas de cola!

¿Por qué tantas horas?

La señora que esta en taquilla del banco (por ejemplo) no encuentra el número de cuenta, ni los lentes para ver aunque sea un poco, el que le sigue esta que le da una patada por algún lugar que no ve la luz, los de atrás comienzan a murmurar “pero bueno si no tiene nada listo, para que se pone hacer cola, atrasa a los demás que estamos apurados”

O bien, vas al cine (el día que sea mitad de precio) y haces tu cola, para que luego te digan que ya las entradas se agotaron y tengas que ver la peor película que hay.

Claro, siempre están los que se la dan de “vivos”, “pilas” “los sabrosones” que quieren meterse adelante. ¿Que ilusos! ¡Creen que las personas que están haciendo sus colas no van a estar pendiente si los colean! ¿Y qué se forma? La típica pelea de que “yo llegue primero, pero me estaban guardando el puesto, pero no se preocupe yo hago mi cola de nuevo”.

Y así miles de casos hay. ¿Por qué? Porque todos están unidos por un mismo objetivo: hacer filas, para luego entrar en otras filas.


Nota: Al parecer el post anterior tendra una segunda parte, pero eso se sabrá luego...

Sexo para leer

Posted by JhoJho | Posted in | Posted on 3:56 p. m.

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Ella no, él sí.

Aquella noche que llegó Miguel a su apartamento notó que su vecina no era la misma señora encopetada que lo veía con mala cara. Ahora se trataba de alguien que de alguna manera le llamó la atención pero sin darle mucho cuidado; pero igual decidió acercársele. Se presentó –como todo buen vecino-, le dio su mano, y ella con una mirada picara también se la dio. Su nombre Gabriela. Por alguna razón, Miguel no podía conciliar el sueño, y es que se le había quedado la imagen de esa rubia, que lo había mirado de una forma algo extraña pero de una manera buena. Tampoco podía olvidar las pecas en la espalda –su fetiche predilecto-. Y en su cuerpo sentía como una sensación de placer total, sin saber el por qué.

A la noche siguiente cuando llega de nuevo, la mira y la saluda. Esta vez noto que no había llegado sola, había llegado con una amiga. Para sorpresa de Miguel, la amiga de Gabriela le dio un pequeño beso en la boca, con una pasión que hasta él la percibió. Un tanto celoso, pensó que no tenía chance alguno de saborear sus labios carnosos. Aunque se quedo esperando que se fuera su querida amiga, con la única intención de conocerla un poco más y descubrir porque le robaba el sueño. Después de una hora de esperar la ve salir. Toca a la puerta. Gabriela le abre y lo deja pasar. Sin tener una excusa para haber tocado, ella le ofrece algo de tomar. Surge una conversación espontánea por un tiempo acerca de sus vidas, y cosas trilladas. Unas copas después ella le dice que regresa en un momento, que se ponga cómodo. Al verla pasar por delante de él se le queda mirando, y muerde sus labios para evitar no caer en provocación de sus hermosas y provocantes curvas, pero a la vez pensaba como seria perderse en ese cuerpo, en una noche de frenesí con ella. Al parecer no sabía que esa era su noche.

Ahora había regresado con una ropa mas cómoda porque el calor invadía su escultural cuerpo, Miguel al parecer también tenia algo de calor y le preguntó que si podía quitarse su camisa, ella muy amablemente le dice que si. Se quedan en silencio viéndose a los ojos, y pensando que la única forma de quitar el calor de sus cuerpos seria atrayéndolos y bañarlos en sudor. En ese momento Miguel se le acerca sigilosamente, para oler su dulce aroma. En un momento de no poder resistir más, le da un beso, a lo que ella se lo corresponde. Comienzan a tocarse mutuamente, él con su mano se desliza hasta su entre pierna, pero ella le quita la mano. Ella le dice que no, y él dice que sí, a lo que ella le vuelve a decir que no y él que sí. Un poco desconcertado, no sabe porque no quiere, consumir ese fuego que esta quemándolos. A lo que le responde que tiene su pareja, que era la chica que había visto más temprano. Agarra sus cosas y se marcha. Aunque sabia que ella quería algo, pero no lo quería demostrar, tal vez por eso de la “fidelidad”, por eso decidió esperar a la noche siguiente, para que le dijera que sí.

A la noche siguiente cuando llega, esta vez nota que llego sola y entro rápidamente a su apartamento. Sin darle tiempo de salir a flirtear un poco con ella, antes de que pasara algo. Igual decide tocar a su puerta. Estaba abierta. Pasa en silencio. Gabriela se asoma y le dice que pase directo a su cuarto. Al llegar, la encuentra con una minúscula ropa interior. Lleno de excitación, se le acerca poco a poco, hasta que se avalancha sobre ella, y comienza una entrega y recibimiento de besos en esos labios gruesos. Se tocan con caricias un tanto apresuradas, pero con sutilidad, que llegan a todas las partes de sus cuerpos, él agarrando con una mano su cabellera y con la otra su apreciada cintura, mientras ella con las manos en su cuello, lo toma de forma aferrada. Todo esto como si se acabara el mundo y fuera su última oportunidad de tener sexo. Se despojan de la ropa, con una manera tan atroz, con la única intención de devorar sus cuerpos libidinosos, llenos de pasión y lujuria. Los besos de Miguel bajan hasta los senos de ella. Lamiéndolos por toda su zona, va pasando por sus pezones duros y erguidos de placer, mientras ella arquea su espalda de irresistible sensación; se agarra firmemente de las sabanas. Continúan bajando los besos de Miguel aún más pasando por su ombligo, creando un juego de cosquillas, y Gabriela deseando con su mirada que bajara aun más. Al fin llega entre sus pierna; le da placer a su zona más sensible con su lengua, formando remolinos. Ya empapado su clítoris y su cuerpo de tantos orgasmos vividos y sentidos, y sin ella poder aguantar más se derrumba sobre el cuerpo de él. Con mucha prisa llega al miembro hecho piedra de Miguel, se lo introduce todo a su boca, tratando de darle el mejor sexo oral de su vida. Jugaba con su pene endurecido, cual chupeta de fresa hasta la punta. Sus manos pasaban por toda su anatomía, arañándole la espalda, mientras su boca succionaba la última gota del néctar que le regalaba.

Ya exhaustos, pero con ganas de acabar lo que empezaron. Miguel agarra su fornido pene, para penetrarla y así llegar hasta el clímax total. Esta vez no puso pero que valga. Al parecer sus principios amorosos se habían apartado, ante tan abrumador acto sexual. Continua Miguel e introduce su falo rozando primero sus labios vaginales, para que le pidiera de una vez que la penetrará con tal rudeza; viéndola rogar hace su cometido. Comienza suavemente, pero veía que ella quería más rudeza, más rapidez. Le cumple y la hace feliz, le da nalgadas y la hace más feliz. Como toda una complaciente se voltea y se coloca de espaldas, Miguel con ganas aún la complace por detrás, hasta más no poder. Al final acaban juntos sus cuerpos, y se caen a la cama después de hacer volar las endorfinas, la lujuria y ese desenfreno vivido. Se despiden en la puerta del apartamento, pero brota una lágrima, él le pregunta que le pasaba, le dijo que nada, que había sido la mejor noche de su vida, que no se preocupara.

Al día siguiente Miguel toca a la puerta, a ver como había amanecido, pero nadie le contesta, pensó que tal vez había salido muy temprano, y decide pasar más tarde. En la noche pasó y tocó. Lo que no esperaba era que le iba a abrir la misma vieja encopetada que siempre le había caído mal. Con cara de desconcierto le pregunta si esta Gabriela. -Mi hija ya se fue, regresó a Holanda con su esposo- le responde la señora. Atónito a tal respuesta, se da media vuelta y regresa a su apartamento. Se sienta y piensa que todo había sido una vil mentira. Más tarde tocan a su puerta y era la amiga de Gabriela. Ella le pregunta que si sabia donde estaba ella. Se queda pensando y prefiere decirle dice que no, que tenia rato que no la veía. De forma indiferente se marcha la chica, sin antes él preguntarle si ella y Gabriela eran pareja. -Sí, somos pareja desde hace dos años, pero tenemos una relación abierta, como ella estudia en España, y viene cuando puede- responde ella. Aún más desconcertado, se despide, y entra de nuevo. Se sienta y ahora si estaba convencido de que Gabriela había engañado a todos, a su familia, a su esposo, a su novia y a él, y a quien sabe cuantos más. Igualmente lo único que le importo es que ella dijo que sí…

Bronca inútil

Posted by JhoJho | Posted in | Posted on 10:16 p. m.

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